Marrakech es una de las ciudades más emblemáticas de Marruecos, famosa por su vibrante medina, que es Patrimonio de la Humanidad. La ciudad cautiva con su energía única, especialmente en la Plaza Jemaa el-Fna, donde se mezclan músicos, malabaristas, vendedores y encantadores de serpientes. Marrakech es también un refugio de arquitectura histórica, como el majestuoso Palacio de la Bahía, la Koutoubia, y los jardines de Majorelle, creados por el pintor francés Jacques Majorelle. Con sus zocos llenos de color y especias, y su mezcla de tradiciones bereberes y árabes, Marrakech es una ciudad que nunca deja de sorprender.

Fez es la ciudad espiritual y cultural de Marruecos, famosa por ser la sede de la Universidad Al Quaraouiyine, la más antigua del mundo. Su medina, laberinto de calles estrechas y sinuosas, es uno de los conjuntos urbanos medievales mejor conservados del mundo árabe. Los zocos de Fez están llenos de vida y color, donde se pueden encontrar desde artesanías tradicionales hasta productos locales como el cuero y los tejidos. Además de su histórica arquitectura, como la madrasa Bou Inania y las curtidurías de Fez, la ciudad es un centro de aprendizaje y sabiduría, manteniendo vivas las tradiciones más antiguas de Marruecos.

Merzouga es una pequeña aldea situada en el corazón del desierto del Sahara, cerca de las impresionantes dunas de Erg Chebbi, que pueden alcanzar hasta 150 metros de altura. Este rincón mágico de Marruecos es conocido por sus paisajes desérticos espectaculares y por ofrecer una experiencia única en el Sahara, donde los visitantes pueden montar en camello, dormir bajo las estrellas y convivir con las comunidades nómadas. Merzouga es el lugar perfecto para desconectar del mundo y sumergirse en la calma del desierto, explorar las dunas doradas y disfrutar de la serenidad que solo el Sahara puede ofrecer.

Chefchaouen es una ciudad de montañas que se distingue por sus edificios pintados en distintos tonos de azul, lo que le ha valido el apodo de “la ciudad azul”. Ubicada en las montañas del Rif, Chefchaouen ofrece un ambiente relajado y una belleza paisajística única, con callejones angostos, plazas tranquilas y mercados llenos de productos locales. Esta ciudad es famosa por su historia, que combina influencias andaluzas y musulmanas, y por ser un refugio de paz para quienes buscan escapar del bullicio de las grandes ciudades. Además, sus alrededores ofrecen impresionantes rutas de senderismo y vistas panorámicas.

Essaouira es una encantadora ciudad costera que combina historia, arte y naturaleza en un solo lugar. Su medina amurallada, también Patrimonio de la Humanidad, es famosa por su arquitectura que mezcla influencias árabes, portuguesas y francesas. En sus calles estrechas se pueden encontrar galerías de arte, tiendas de artesanías y cafeterías con vistas al océano. Essaouira es conocida por su puerto pesquero, donde los barcos tradicionales pintados de azul se mezclan con las redes y el bullicio del mercado de pescado. La ciudad también es famosa por sus festivales de música, como el Festival Gnaoua, y por su ambiente relajado, ideal para disfrutar de la brisa marina, las playas y los mariscos frescos.